Relaciones adictivas
Para tener exito en nuestras relaciones hemos de observar esas maneras de ser y, al mismo tiempo, también de analizar nuestras relaciones. Si buscamos más a una madre o a una mujer, si nos fijamos en hombres con dificultades o si empleamos el sexo como reclamo, por ejemplo. En qué nos equivocamos nosotros, en qué fallamos siempre, qué pedimos al otro, qué exigimos, qué damos, qué esperamos del amor. Es un ejercicio que podemos hacer solos en muchos casos, siempre y cuando no estemos atados compulsivamente a otra persona. Si lo estamos y no somos capaces de hacerlo solos, entonces sí tendremos que acudir en busca de ayuda.¿Cómo sabemos que estamos en una relación adictiva? Si aún tiene dudas, la doctora Sutil proporciona un cuadro- esquema que ya se imndica en el sistema de seduccion subliminal , con el que —depende en qué columna se sitúe usted— se dará cuenta inmediatamente si es adicto al amor o no lo es. Si se identifica con la columna de la izquierda, ojo, porque no está en el buen camino, lo que no quiere decir que las pautas de la derecha le designen a usted como una persona ideal como compañera de viaje. He mostrado a varias personas esta guía, y mi asombro habido comprobar que hay más gente identificada con la columna de la izquierda que con la de la derecha. De lo que deduzco, no científicamente, por supuesto, que hay más adictos al amor de lo que pensamos.
Lucía Sutil advierte: «Si usted se siente infeliz en una relación amorosa, y no corta, haría bien en preguntarse: ¿Cómo puedo seguir con ella, y no ser adicto?».
Desde su experiencia clínica nos proporciona nuevas pistas para los autodiagnósticos.
Si su juicio objetivo, en momentos de calma, le dice que la relación es mala para usted y no puede esperar que mejore, porque ya lo ha intentado.
Si se da a sí mismo razones para permanecer en esa relación que no son muy válidas ni consistentes, y además no establecen un balance real en el cual figure también lo negativo de la relación.
Si usted da los pasos para finalizar la relación, y siente que sufre agudos síntomas de rechazo, incluso estrés físico, y solo se puede librar de ello restableciendo el contacto con la persona que pensaba abandonar.
• Si usted se plantea en sus fantasías que la relación ha finalizado, y se siente perdido y solo, y al tiempo esta sensación va acompañada por un sentimiento de liberación.
Las pautas-diagnóstico pueden conducir quizá a error, porque todos sabemos lo costoso que es poner fin a una relación, a pesar de que no nos vaya del todo bien. Siempre hay mucho de amor e implicación en una relación afectiva. Pero también debemos saber que si la mantenemos, a pesar de que sufrimos, es porque en ese sufrimiento encontramos un goce, es decir, una actitud patológica que puede causarnos a la larga serios problemas tanto físicos como mentales.
Existen dos clases principales de relaciones adictivas. En la primera de ellas, la persona es adicta al hecho de tener relaciones amorosas (a cualquier relación, sea real o imaginaria). La persona está enganchada a la idea. Es decir, no puede vivir sin la idea del amor. En la segunda, se es adicto a una relación concreta con una persona determinada. Es decir, el adicto está enganchado a la persona. Es muy importante señalar que en este segundo tipo algunos de los adictos pueden vivir sin problemas al estar sin pareja durante largos períodos de tiempo, pero en cuanto tienen una relación, quedan enganchados a ella.